el primer dia, ¿que podria salir mal? (libre)

“El primer día, esos tipos de Nudist Beach pagan muy bien” pensé mientras observaba la inmensa entrada de la escuela. Sujetaba mi mochila con la mano derecha, dejándola caer atrás de mi hombro derecho. Esos tipos habían pagado una cantidad exuberante a mis padres, solamente para que yo entrara en la escuela como espía y apoyar a los demás infiltrados, y para colmo ayudarían con la mitad de los gastos escolares, deben de estar desesperados para tener un aliado exterior a su organización en esta institución.

-¡Vincent!- me grito una de las estudiantes que estaban entrando. Era Natalie, una chica de 16 años y una de las integrantes de mi banda. Había escuchado mucho sobre esta escuela de parte de ella, pero se sorprendió demasiado cuando le dije que iba a asistir. Reconozco que es fuerte, de los 25 integrantes más fuertes, ella era 10º. Corrió hacia mí, quedamos frente a frente y saludo cortésmente, inclinándose hacia adelante.

-Hola jefe, que bueno tenerte aquí- me dijo, era bueno tener contactos en esta escuela, no entraría como un vil novato que no sabe nada. Sentía como me observaban con curiosidad y otros con temor, muchos me reconocerían por mis fechorías en la ciudad.

-Hola Nat, es un gusto ver a un conocido aquí- le respondí, se incorporó y caminamos juntos hacia la escuela. Me explicaba cómo se organizaban en este lugar, el sistema de rangos para seguir con los salones y clubes que se encontraban ubicados en los grandes edificios que había dentro de esta maldita fortaleza. Llegamos hasta el centro de lo que parecía el patio principal.

-Aquí me separo, mucha suerte jefe- dijo, se despidió y se fue corriendo a uno de los edificios. Saque mi horario, “matemáticas” era la primera clase, iba a ser un largo día. Era mejor comenzar mi primer día suave, por lo que decidí faltar. Veía como las demás personas corrían rápidamente a clases, se me hacía extraño, todos parecían tener miedo de algo, pero no podía deducir que era, lo único que podía hacer para averiguarlo era quedarme hasta que todos entraran a sus clases.

— ¡Yohoo Yohooo! ¡Que buena pinta tiene el día de hoy! ¡Un cielo despejado y el viento otoñal es perfecto hoy para salir a alta mar! ¡Uh-oh! ¡También está bien para ver faldas colegiales volar!

Anne Mitsuko, Estudiante de segundo grado en el instituto Honnouji, perteneciente al rango de dos estrellas dentro del colegio que, sin importarle en ese momento su rango o lo tarde que iba y que eso podría afectarle prefería detenerse unos instantes en el patio de la institución para mirar al cielo y gritar para sí misma su pequeño discurso sin sentido.

La joven rubia bajó su vista de la inmensidad del firmamento y fijó su mirada a la nada. De inmediato algo instintivo en ella le hizo voltear hacia atrás, con gran rapidez sus ojos se posaron sobre una joven chica que hablaba con un chico. Le llamó tanto la atención de la joven mujer que sin pensarlo dos veces corrió hacia dónde ella se encontraba con el chico. Para su gran desgracia cuando ella ha llegado a escena la chica se marchó, Anne quedó con la mano estirada en el aire tratando de sujetarla del hombro. Después de eso volteó a ver al chico que ahora estaba a su lado y sin importarle que este luciera ocupado le quitó el papel que el sostenía, le echó un ojo y lo arrugó al momento que llevó esa mano a su cadera.

Miró al joven chico y le sonrió como si fuera su cómplice:

—¡Ey, ey! ¿Quién es esa joven y hermosa chica con la cual hablabas estudiante sin estrellas? —comentó con gran alegría mientras aún miraba la casi difusa silueta de la chica. —Es tan bella y huele tan bien que su aroma aun lo tengo en la punta de mi nariz!

Miraba con atención los edificios que se levantaban hacia el cielo. La bóveda celeste estaba hermosa el día de hoy, el sol brillaba con intensidad aprovechando que no había nubes que estorbaba, pero en esta temporada las brisas frías calmaban ese calor, convirtiendo el clima en uno de los mejores. Una joven rubia llego a la escena, quedándose con el brazo estirada, pareciendo como si estuviera deteniendo a alguien. Esa pose que quedo en ese momento fue graciosa, por lo que solté una sonrisa burlona.

La mujer, ya sin nada mejor que hacer me quito mi horario, observándolo por un momento y arrugándolo, poniendo su mano en la cadera. Me pregunto sobre Natalie, halagándola hasta el punto en que parecía que estaba enamorada de ella. Suspire con pesadez.

-Nadie que te interese, y si no te importa me iré a perder el tiempo- le respondí fríamente, protegía a mi banda, y no me daba buena espina esta joven de cabellos rubios. Camine hacia el frente, dirigiéndome hacia uno de los enormes edificios, y me había aprendido el horario de una sola mirada, por lo que no lo necesitaba verlo de nuevo.